¿Qué diferencia hay entre una fachada ventilada y el SATE?

Una de las causas más habituales por la que se realiza una rehabilitación de fachadas es la mejora en la eficiencia energética de un edificio. Pero a la hora de elegir el método constructivo, ¿cuál elegir: el sistema SATE, o nos decantamos por una fachada ventilada? Vamos a analizar ambas soluciones y veamos sus diferencias.

 

fachadas ventiladas

 

¿Qué es una fachada ventilada?

Las fachadas ventiladas son sistemas que se han ido consolidando en el tiempo y cuentan con gran aceptación entre arquitectos y constructores por las características que conllevan. Tienen grandes posibilidades estéticas y una gran capacidad de aislamiento, tanto acústico como térmico.

Una fachada ventilada consta de los siguientes elementos:

  • Una estructura de anclaje fijada a la fachada del edificio que contiene un muro soporte.
  • Una capa formada por un material aislante, anclada o proyectada sobre el muro.
  • Una capa de revestimiento colocada directamente sobre la fachada del edificio.

La principal característica de este sistema de rehabilitación de fachadas, o de obra nueva, es el efecto chimenea que se crea. Entre el aislante y el revestimiento se origina una ventilación natural que proporciona un gran aislamiento térmico al edificio.

Este fenómeno de convección natural permite que en verano el aire caliente vaya subiendo, con lo que se consigue una renovación constante en la temperatura del espacio interior. Mientras que en invierno, el calor existente no se calienta lo suficiente como para ascender, por lo que la cámara no se enfría e impide las transmitancias que puedan originarse.

La consecuencia de todo ello, es que se evita un sobrecalentamiento en los meses más calurosos y una mejor conservación de la temperatura interior del edificio en los más fríos.

 

 

¿Qué es un SATE?

El SATE, o sistema de aislamiento térmico por el exterior, hace referencia a la solución constructiva utilizada directamente sobre la fachada exterior del edificio para su protección. Conlleva grandes ventajas en ahorro energético, confort y medioambientales, por lo que es uno de los más utilizados tanto en obra nueva como en rehabilitación de fachadas.

El SATE consiste en la instalación de un material aislante en el muro del edificio realizado a través de una sujeción mixta consistente en un adhesivo con una fijación mecánica. Su principal característica es la eliminación de los puentes térmicos, con lo que aumenta la eficiencia energética del interior.

De esta forma, el aislante es protegido a base de un revestimiento continuo, constituido por una o varias capas de mortero, entre las que se sitúa una malla de refuerzo, aplicada directamente sobre el panel aislante, sin discontinuidades ni intersticios de aire. El resultado de todo esto es un gran aumento en el aislamiento térmico y acústico en el edificio.

 

 

Diferencias entre el SATE y las fachadas ventiladas

Cualquiera de los dos sistemas son altamente eficaces, pero ¿cuál de ellos elegir? Si preguntamos a un arquitecto en Vitoria especialista en rehabilitación de fachadas, nos dirá que debemos tener en cuenta sus diferencias para su elección. Estas son:

  • Funcionamiento: El SATE funciona recubriendo la envolvente con un aislante, pero al estar en contacto permanente con la fachada, es posible que se puedan producir transmitancias de temperatura entre el interior y el exterior. Mientras que las fachadas ventiladas operan como una especie de «toldo estructural», y mantienen siempre la cámara interior con temperaturas templadas, tanto en verano como en invierno.
  • Instalación: El SATE se aplica directamente sobre el muro exterior, mientras que las fachadas ventiladas necesitan la instalación de una estructura exterior y son más complejas de ejecutar que el primero.
  • Economía: Sin lugar a dudas la fachada ventilada es más cara de colocar que el sistema SATE.
  • Mantenimiento: Es recomendable que ambos sistemas tengan mantenimiento cada cierto tiempo para su correcto funcionamiento. La diferencia es que en el SATE, es muy fácil de realizar, mientras que en una fachada ventilada, es necesario que la suciedad no se acumule en su parte intermedia, por lo que su limpieza puede resultar algo más dificultosa.
  • Estética: La fachada ventilada exige un cambio más profundo debido a su estructura anclada en los muros exteriores. Mientras que el SATE presenta un acabado «más natural» en el aspecto exterior de un edificio.
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Fachadas de termoarcilla

Las fachadas de termoarcilla son una de las soluciones constructivas que más tendencia están teniendo en los últimos tiempos. Su principal característica es la gran inercia térmica que tienen, por eso son muy usadas en edificios de energía casi nula (EECN) y en aquellos que se califican como Passivhaus, ambos caracterizados por la gran eficiencia energética que presentan.

Los bloques de termoarcilla son válidos tanto para muros de carga como para cerramientos exteriores de un edificio, y pueden estar integrados dentro de un SATE o formando parte de un sistema de fachadas ventiladas.

Tanto el sistema SATE como la fachada ventilada, son excelentes opciones en edificios para aislarlos térmica y acústicamente, por ello son comúnmente utilizados en obra nueva y rehabilitación de fachadas. Aunque su instalación puede suponer un aumento en el coste inicial, este será fácilmente amortizable gracias al ahorro que provocan en los recibos energéticos. Y sobre todo, cualquiera de los dos contribuirá a aumentar el confort y la habitabilidad en el interior de un edificio.